A MEDIO
HERVIR: CIUDADES A 50°C
Es la temperatura en la cual las células humanas
comienzan a cocinarse, los animales sufren y el aire acondicionado sobrecarga
las redes de energía. Una vez considerada una anomalía urbana, los 50°C se
están volviendo rápidamente una realidad.
Traducción:
Álvaro Cuadros B.
The
Guardian
13/08/2018
Imagina una ciudad a 50°C. Las calles están vacías, los
parques tranquilos, vecindarios enteros aparentan estar deshabitados. Nadie que
pueda elegir, se aventura a salir al exterior durante las horas del día. Sólo
de noche los habitantes salen a las calles– aunque, con temperaturas tan altas,
incluso la oscuridad no provee alivio. Los patios de las escuelas están vacíos
con los alumnos refugiándose en el interior. En las horas más calientes del
día, trabajar en el exterior está prohibido. Las únicas personas a la vista son
aquellos que no tienen acceso al aire acondicionado, aquellos que no tienen
escapatoria de la masa de calor: los pobres, los sin techo, los trabajadores
indocumentados. La sociedad está dividida entre los que pueden refrigerarse y
los que no. Los que no acceden a la opción de refugiarse en el interior solo
pueden buscar la sombra, o quizá una sábana humedecida con agua colgada frente
a un ventilador. Los trabajadores de la construcción, conductores de
motocicletas y vendedores ambulantes se cubre de los pies a la cabeza para
estar frescos. Los ricos, mientras tanto, van de un entorno climatizado a otro:
hogares, autos, oficinas, gimnasios, centros comerciales.
El asfalto se calienta
hasta 10° a 20°C más que el aire. Uno puede freír huevos sobre el pavimento. Las
patas de un perro tendrían ampollas después de un corto paseo, así que las
mascotas son mantenidas adentro. Hay pocos animales: muchas especies de
mamíferos y aves han emigrado a ambientes más frescos, quizá a alturas mayores o
han perecido. Los reptiles, incapaces de regular la temperatura de sus cuerpos
o desplazarse, están en la peor situación para adaptarse. Incluso los insectos
sufren.
El asfalto derretido causa que las
señales se distorsionen en Nueva Delhi
Quizá en el comienzo, cuando
solo era una ola de calor, hubo un auge en el
gasto cuando los consumidores deleitados arrebataban los lentes de
sol, bañadores, parrilleros, muebles de jardín y cerveza. Pero la novedad se
disipó rápidamente cuando el sol implacable vino a ser la norma. Los
consumidores se volvieron más selectivos. Ahora las redes de energía están
sobrecargadas por los equipos de refrigeración, el calor es un problema. La
temperatura recalibra el comportamiento, el apetito tiende a desaparecer al
evitar el cuerpo el efecto termal de la comida y, el temperamento, se altera
rápidamente junto con el crimen y el malestar social. Eventualmente la letargia
se manifiesta al debilitarse el cuerpo y cualquier período prolongado en el
exterior es peligroso. Los hospitales aumentan sus admisiones, los problemas
respiratorios y otras afecciones son exacerbadas por las altas temperaturas. Se
preparan salas especiales. Los ancianos, obesos y enfermos, están en alto
riesgo, las muertes se incrementan.
A 50°C – la mitad para
que el agua hierva y más de 10°C sobre la temperatura de un cuerpo sano – el
calor se vuelve tóxico. Las células humanas comienzan a cocinarse, la sangre se
espesa, los músculos aprietan los pulmones y el cerebro se llena de oxígeno. En
condiciones secas, la transpiración, el sistema corporal para enfriarse, puede disminuir el impacto. Pero esta
protección se debilita si hay humedad en el aire.
La llamada “burbuja de
temperatura húmeda” de solo 35°C puede ser fatal después de pocas horas,
incluso para las personas más aptas, y los científicos advierten que el cambio
climático hará que esas condiciones sean crecientemente comunes en India,
Pakistán, el sureste de Asia y partes de China. Incluso bajo las más optimistas
predicciones para la reducción de las emisiones, los expertos dicen que casi la
mitad de la población mundial estará expuesta al calor potencialmente mortal
durante 20días en el año 2100.
Un motociclista es rociado con agua
en Karachi
No hace mucho tiempo, 50°C
era considerado una anomalía, pero hoy día esa temperatura está ampliamente
extendida. A comienzos de este año, un millón de residentes de Nawabshah, Pakistán,
soportaron el abril más caliente registrado, cuando la temperatura alcanzó los
50.2°C. En la vecina India dos años antes, la ciudad de Phalodi se sofocó
con 51°C, la temperatura más alta en la historia del país.
Dev Niyogi, director
del Departamento de Entorno Urbano de la Sociedad Meteorológica Americana, fue testigo
de como las ciudades son afectadas por el calor extremo. En un viaje de
investigación a Nueva Dehli y Pune durante la ola de calor de 2015 en India, que
mató a más de 2.000 personas, “uno podía ver el cambio físico. La superficie de
las calles comenzó a derretirse, los vecindarios estaban vacíos porque la gente
no salía y el vapor del agua que se levantaba del piso, parecía un espejismo
del desierto”. recuerda. “Debemos tener la esperanza de no llegar a los 50°C. Eso
sería territorio inexplorado. La infraestructura sería destruida y los
servicios del ecosistema comenzarían a romperse, con consecuencias de largo
plazo”.
Varias ciudades en el
Golfo están acostumbrándose a ese calor. Basra, con una población de 2.1 millones,
registró 53.9°C hace dos años.
Los peregrinos del
Hajj en La Meca son rociados con agua
fría
Las ciudades de Kuwait
y Doha han experimentado 50°C o más en la pasada década. En Quriyat, en la
costa de Omán, la temperatura de noche a comienzo de este verano, permaneció
sobre los 42.6°C, que se cree es la temperatura “baja nocturna” más alta jamás
registrada en el mundo. En La Meca, los dos millones y medio de peregrinos del hajj
que la visitan cada año necesitan más apoyos sofisticados para soportar el
calor. Con las tendencias actuales, es sólo cuestión de tiempo para que
las temperaturas excedan el record de 51.3°C alcanzado en 2012. El año pasado,
los tradicionalistas se irritaron por los planes para instalar los quitasoles
retractables más grandes del mundo, para proveer sombra en los patios y techo
de la Gran Mezquita. Aires acondicionados con un peso de 25 toneladas han sido
instalados para ventilar cuatro de las tiendas más grandes. Miles de
ventiladores ya enfrían los pisos de mármol y las alfombras, mientras la
policía a caballo rocía con agua a la multitud.
Los fanáticos del
fútbol probablemente no podrán esperar un tratamiento similar en la Copa
Mundial de Qatar en 2022, y se puede añadir los riesgos de hipertermia y
deshidratación cuando se quiten sus camisas y beban alcohol. La FIFA está tan
preocupada acerca de las condiciones ambientales, que ha trasladado la final
del verano a una semana antes de Navidad. El calor es también la causa por la
que los políticos japoneses están debatiendo introducir un cambio en el horario
diurno para las Olimpíadas de Tokio 2020, con el fin de que los atletas de la
maratón y las carreras puedan comenzar a las 5am y evitar las temperaturas de
media tarde que recientemente comenzaron a pasar de 40°C con humedad de más del
80%.
En el Abierto de
Australia en Melbourne de este año, cuando la temperatura alcanzó los 40°C, los
jugadores se movían como “boxeadores golpeados” debido a la ola de calor.
Incluso caminar era opresivo debido a las altas temperaturas.
“La explosión del calor parecido a un horno... literalmente
se siente como apocalíptico y como una amenaza a la vida”, dice Nigel Tapper,
profesor de ciencias ambientales en la Monash University de Melbourne, acerca
de los 48°C registrados en partes de la ciudad. “Uno no puede moverse por el
exterior por más de unos pocos minutos”.
La tenista francesa Alize Cornet cae al piso debido al
calor durante el Abierto de Australia
Esa inseguridad es
ampliada por la creciente amenaza de incendios de los matorrales y bosques
cercanos. Él añade: “no te queda sino preguntar ¿cómo puede la ciudad operar
bajo estas condiciones? ¿qué podemos hacer para asegurar que la ciudad continúe
ofreciendo servicios para estas condiciones? ¿qué podemos hacer para reducir
las temperaturas en la ciudad?’” Estos lugares que luchan contra el calor
extremo hacen lo mejor que pueden. En Ahmedabad, en Gujarat, los hospitales han
abierto salas especiales para las víctimas del calor. Las ciudades australianas
han construido piscinas accesibles para las personas sin hogar cuando el calor
supera los 40°C y, se ha ordenado a las escuelas cancelar la recreación
exterior. En Kuwait, el trabajo exterior está prohibido entre el mediodía y las
4pm, que son las horas de máxima temperatura.
Pero muchas
regulaciones son ignoradas, y las compañías y los individuos subestiman los
riesgos. En casi todos los países, las admisiones a los hospitales y las tasas
de mortalidad tienden a aumentar cuando la temperatura pasa los 35°C, lo que
sucede cada vez más frecuentemente en muchos lugares. Actualmente, 354 ciudades
grandes experimentan temperaturas promedio en verano que superan en exceso los
35°C; hacia 2050, el cambio climático aumentará ese número a 970, de acuerdo al
reciente estudio “El futuro que no queremos” de la alianza C40 que congrega a
las metrópolis más grandes del mundo.
Trabajadores toman un Descanso en un edificio en Kuwait,
donde el trabajo está prohibido entre el mediodía y las 4pm
En el mismo período, se
predice que el número de habitantes urbanos expuestos al nivel del calor
extremo aumentará ocho veces hasta alcanzar 1.600 millones.
A medida que cambian
los límites de la temperatura en todo el mundo, 50°C está incómodamente más cerca
de decenas de millones de personas. Este año, Chino, a 50 km de Los Ángeles, alcanzó
un record of 48.9°C, Sydney 47°C,
y Madrid y Lisboa también experimentaron temperaturas superiores a los 40°C. Nuevos
estudios sugieren que Francia “podría fácilmente superar los 50°C hacia fines
de siglo”, mientras que para las
ciudades australianas se prevé que alcancen ese nivel incluso antes. Kuwait, podría
dirigirse a unos inhabitables 60°C.
Cómo refrigerar a poblaciones densas está ahora en las
agendas de los políticos y la academia, dice Dev Niyogi, quién la última semana
copresidió un simposio sobre el clima urbano en Nueva York. Las ciudades pueden
ser modificadas para reducir el calor a través de medidas para conservar el
agua, crear sombra y desviar el calor. En muchos lugares alrededor del mundo,
estos pasos ya se están implementando.
La ciudad a 50°C la
ciudad podría ser más tolerable con jardines frondosos alrededor de los
edificios; torres con sombra inteligente diseñadas para seguir el movimiento
del sol; techos y pavimento pintados con superficies de alto albedo (albedo es el porcentaje
de radiación que cualquier superficie refleja respecto a la radiación que
incide sobre la misma); captura de humedad de la neblina y campos de
energía renovable para proveer energía para enfriamiento, sin añadidos al
efecto invernadero.
Pero con los extremos
asustando más rápido que las soluciones, Niyogi dice que la adaptación requerirá
cambios no sólo en el diseño de las ciudades, sino como son organizadas y como
se vivirá en ellas. Aunque, primero, tenemos que ver lo que se viene, que
podría no ser la furia de las inundaciones o los tifones, sino algo aún más
destructivo. “El calor es diferente”, dice Niyogi. “uno no ve aumentar la
temperatura a 50°C, puede tomar a la gente por sorpresa”.
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